Hola
a todos y a todas. Llevo casi una década con este maravilloso proyecto de
"Valdeolleros, nuestro Barrio". He trabajado con alumnos y alumnas
magníficas; he tenido la suerte de conocer a los hombres y mujeres que han dado
su tiempo para que este barrio sea lo que es hoy; he conseguido que grupos de
alumnos/as participen en proyectos poco interesantes en principio para
ellos/as, que vayan a congresos de jóvenes historiadores; que llenemos el
centro cívico con su trabajo; he entrevistado a muchas personas de este barrio,
como seguiré realizando. Todos y todas magníficos y magníficas sin las que el
libro será imposible: Rafael Tejedor, Juan Gregorio, Paco Gea, Paco Sanz,
Joaquín Reina, "nuestras cuatro chicas"... Pero el miércoles tuve la
suerte de compartir un par de horas con alguien con quien tenía muchas ganas de
hablar. El confinamiento casi nos lo ha retrasado un par de años. Pero todo
llega. El entrevistado ha sido Paco Mayorgas. Muchos no lo conoceréis, pero
protagonizó alguno de los hechos más importantes de la historia del Barrio de
Valdeolleros y de Córdoba. En concreto, uno. Él fue uno de las cuatro personas
que se encadenaron a las vías del tren pidiendo el soterramiento de las mismas
a su paso por Córdoba. Era la época de los ochenta, y cortar el Talgo
Madrid-Cádiz no era una cuestión baladí.
“Para mí eso fue un día muy grande [juicio en Madrid], pero más grande fue la solidaridad que la gente planteó esos días. Porque para el juicio en Madrid se montó un autocar y fueron un montón de coches, y la comida después la hicimos en común en la plaza de un pueblo… Todos ponían la comida en el suelo, compartíamos… Y el día del juicio en Córdoba, eso fue de ¡chapó! Era gente muy mayor y el gobernador había dado órdenes de que tanta gente no podía entrar en una sala. Entonces pusieron los antidisturbios y pusieron muchas medidas como presentar el carné de identidad. Y como son gente mayor, tú ya sabes que no lo llevaban encima, porque salían sin carné y sin nada. Coger un taxi, ir a su casa y en el mismo taxi, coger su carné e ir hacia allá. Como no pudieron echar a la gente con eso, en la sala dice el mozuelo (el juez): “Quien no esté sentado, que abandone la sala”. Se sentaron en el suelo, y como no cogían, unos encima de otros. El alcalde Herminio (Trigo) era uno de los que estaba en el suelo sentado.
Esas cosas son las que te dan fuerza. Después, cuando te dan una placa (Cervatillo de oro de la ciudad), me alegro porque yo, entre otras cosas, no he tenido nunca nada para decirles a mis hijos “mira, esto es de esto” o a mi nieto. Entonces, reconocer después de veinte años, cuando todo el mundo está olvidado, que se cree que todo ha caído del cielo… Me lo reconocieron y me da alegría. Y tengo un objeto que le puedo decir a mi nieto que “esto es por esto”…
[En este momento Paco se emociona de tal manera que se le saltan las lágrimas] Yo soy muy sentimental, soy muy pasional, y en esas cosas... porque las tengo muy… ¡Ya está! Delante de los alumnos no puedo hacerlo”
Estos pequeños momentos son los que hacen grande a nuestra profesión y a las personas que vivieron esos hechos históricos. Motivar e interesar a los alumnos/as al conocimiento de su propia historia es una obligación como profesores y como historiadores. Eso es aprendizaje e Historia.